La creación de la UNESCO tuvo lugar en respuesta a los horrores de la Segunda Guerra Mundial y, en particular, a los crímenes perpetrados por la Alemania nazi y sus colaboradores. El propósito de la UNESCO, como se dispone en su Constitución, consiste en fomentar la “solidaridad intelectual y moral de la humanidad” contra “los prejuicios y la ignorancia [y] el dogma de la desigualdad de los hombres y de las razas”. Este “dogma” provocó la pérdida de millones de vidas, e incluyó el intento de asesinar a todos y cada uno de los judíos cautivos de la Alemania nazi.
El mandato de la UNESCO tiene muy en cuenta estos hechos históricos. Por tal motivo, la educación sobre el Holocausto en particular, y sobre la historia del genocidio y las atrocidades masivas, ocupa un lugar primordial en los esfuerzos de la UNESCO por promover la paz y el entendimiento mutuo. Para la UNESCO, la educación de calidad, basada en el conocimiento de las dinámicas sociales y políticas que pueden llevar a la violencia generalizada, resulta fundamental para construir sociedades más fuertes, resistentes a la violencia y el odio.
En este documento se plantean cuestiones que suponen un reto para las distintas partes interesadas en la educación. Además, se proponen soluciones concretas respecto al modo en que los educadores pueden abordar historias sumamente perturbadoras, con el fin de construir un futuro mejor para todas las personas.