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Primera infancia: la vida de los niños y niñas antes, durante y después de la pandemia
Especialistas investigaron y debatieron los impactos y respuestas a la crisis sanitaria sobre este grupo en América Latina
Ezequiel Reyes (2) y su mamá, Mayra García, reciben un paquete de Plumy dozes durante la brigada integral de salud dirigida a menores de 5 años organizada por DyA con el apoyo de UNICEF y el Ministerio de Salud que se llevó a cabo en la cooperativa Realidad de Dios en Monte Sinaí, Guayaquil.

© UNICEF Ecuador

Según la UNESCO, en abril de 2020, aproximadamente 20 millones de niños y niñas en preprimaria se habían visto afectados por el cierre de escuelas en América Latina y el Caribe. De estos, uno de cada cuatro vivía en Brasil o México.

Entre los muchos impactos negativos que tuvo la pandemia de COVID-19 en la población, uno de los más preocupantes es el aumento de la vulnerabilidad de los niños y niñas en la primera infancia. Se estima que este grupo ha sido el más afectado por la profundización de las desigualdades generadas por la crisis, con la drástica reducción en el acceso a los servicios de atención y educación inicial, nutrición, vacunación y seguridad social.

Un estudio reciente publicado por el IIPE UNESCO recopiló estos y otros datos que brindan un panorama de la situación de la primera infancia en la región y analizan cómo estos niños y niñas vivieron la crisis y cuáles son los caminos a seguir para asegurar su bienestar en el futuro.

En un Diálogo Técnico Regional virtual, que reunió a más de 50 funcionarios de ministerios y secretarías de educación de al menos 11 países de América Latina el último jueves 5, se discutieron los hallazgos del estudio y las estrategias desarrolladas por los gobiernos para atender a los niños y niñas en sus hogares durante la emergencia sanitaria. Entre retos e incertezas sobre la etapa pospandemia, se enfatizó la importancia de las familias de los niños y niñas pequeñas en todo este proceso. 

La disposición de padres, madres y cuidadores para supervisar los procesos de aprendizaje, recreación y socialización en el hogar, además de sus habilidades pedagógicas y su acceso a la tecnología y recursos, se han convertido en factores clave para el desarrollo de los niños y niñas, especialmente los más pequeños.

 

"El papel que jugó la familia fue clave y tenemos que fortalecer este vínculo"

Claudia Alejandra Gélvez Ramírez, Directora de Primera Infancia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

 

Para la Directora de Educación Inicial de la Secretaría de Educación Pública de México, Irma Luna Fuentes, el ingreso de los agentes educativos a la intimidad familiar debe ahora ser objeto de evaluación. "Hubo un punto muy interesante que fue permitirnos entrar como secretaría al hogar y compartir las vivencias de los niños", cuenta. De esta manera, según ella, se generó una dinámica en que las madres relataban los avances e intereses de sus hijos e hijas a sus docentes, quienes luego lo registraban en bitácoras de desarrollo para alimentar su planeación. "Creo que eso fue un ejercicio importante, porque nos habla de esto que nosotros le llamamos ‘crianza compartida'''.

 

La respuesta a la primera infancia en cinco países de la región

Argentina, Brasil, Colombia, Perú y México, los cinco países comparados en el estudio del IIPE UNESCO, tienen en común, en primer lugar, la creación de campañas virtuales o folletos dirigidos a familias de niños pequeños, con pautas sobre el uso responsable del tiempo en el hogar, la convivencia, la educación a distancia y las actividades recreativas.

Todos estos países, así como la mayoría de la región, también han implementado plataformas digitales, de televisión y radio para la enseñanza y el aprendizaje en el hogar, con el objetivo de ofrecer herramientas de enseñanza tanto para docentes como para los niños y niñas y sus familias.
Argentina, Brasil, Perú y Colombia también asignaron ayuda monetaria y canastas básicas de alimentos a las familias más vulnerables, para compensar la pérdida o disminución de sus ingresos durante la pandemia. México, por su parte, adaptó su programa de desayunos escolares llevándolos directamente a los hogares.

En materia de salud, Argentina, Perú y Colombia ofrecieron asistencia virtual o telefónica a las familias. En Colombia, "hemos entregado 24 millones de canastas alimentarias, hemos hecho 95 millones de acompañamientos telefónicos pedagógicos y hemos entregado cerca de 5 millones de kits pedagógicos para nuestros niños", según Claudia Alejandra Gélvez Ramírez, Directora de Primera Infancia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

Argentina y México también ofrecieron atención psicológica remota. Y Perú implementó un programa de protección a la niñez y la adolescencia. En el caso de Brasil, se continuó con el Programa Criança Feliz, que realiza una serie de visitas semanales a hogares vulnerables con niños y niñas en la primera infancia.
En materia de cuidado, las estrategias más usadas en Argentina, Colombia, México y Perú han sido la creación de guías y contenidos audiovisuales para el apoyo a las familias en el cuidado y crianza de niños y niñas. Dos ejemplos son la guía “Juntos en casa lo lograremos muy bien”, en Colombia, y la estrategia “JUGar”, en Argentina, que también incluyen pautas para otros cuidadores, como abuelos, familiares y amigos, y hacen énfasis en su rol para apoyar los procesos de aprendizaje.

Si bien las iniciativas implementadas ayudan a mitigar los efectos negativos de la pandemia en la primera infancia, se estima que no son suficientes para garantizar el desarrollo y el bienestar integral de los niños y niñas, dada la situación en la que se encontraban antes de la crisis. Ante este escenario, la recomendación es que los gobiernos coloquen a la niñez en el centro de la agenda de respuesta a la pandemia, con especial atención a los siguientes puntos:

 

  1. Faltan mediciones de los impactos reales de la pandemia en el bienestar de los niños y niñas menores de 5 años. Es necesario mejorar los sistemas de información existentes para identificar y caracterizar a estos niños y niñas y sus hogares, y así tomar decisiones informadas de política pública.
     
  2. Es deseable reabrir las escuelas y centros de cuidado, como lugares seguros para la educación integral y el desarrollo infantil, así como otros canales que garanticen la asistencia alimentaria a los niños y niñas antes de la pandemia, cuando las condiciones sanitarias y de bioseguridad lo permitan.
     
  3. Las visitas médicas domiciliarias a hogares con niños y niñas en primera infancia demostraron ser una buena medida para garantizar una atención de salud adecuada mientras dure la pandemia. También es deseable explorar incentivos económicos y sociales que movilicen a las familias para asegurar el uso oportuno de los servicios de salud infantil, en particular para la vacunación y los controles de crecimiento y desarrollo.
     
  4. Faltan espacios públicos específicamente adaptados para la recreación de los niños y niñas en primera infancia. La situación actual ha demostrado que el disfrute de un parque o de un espacio verde público no puede ser un privilegio de unos pocos, sino un derecho que debe ser priorizado en la planeación de las ciudades.

 

Cómo vivían los niños y niñas pequeños antes de la pandemia en América Latina

La neurociencia ha demostrado que, durante los primeros años de vida de un niño o niña, el cerebro se desarrolla rápidamente con una extraordinaria capacidad de aprendizaje, sentando las bases para desarrollar habilidades que permitan alcanzar niveles elevados de productividad, mejores salarios y buenos niveles de salud y educación.

Según el estudio del IIPE UNESCO, los niños y niñas inscritos en programas de atención de alta calidad y educación inicial desde una edad temprana tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades metabólicas y cardiovasculares en la edad adulta y es menos probable que participen en actividades criminales.

Así, el bienestar y desarrollo integral de estos niños y niñas depende del buen funcionamiento de "un engranaje de múltiples dimensiones que se complementan y abarcan diferentes facetas de la vida de los niños y las niñas, y su interacción con diferentes entornos", afirma la investigadora y autora del estudio, Ana María Osorio.

El estudio aporta datos relevantes sobre algunas de estas dimensiones, mostrando la situación de los niños y niñas pequeños en América Latina hasta el inicio de la pandemia. Vea algunos aspectos destacados:
 

Pobreza

En América Latina y el Caribe, se estima que la pobreza infantil es casi el doble que la pobreza adulta (36,4% vs. 19%). Además, existe una gran disparidad en términos de pobreza infantil entre los países de la región. Nicaragua, Honduras y Guatemala, por ejemplo, tienen porcentajes superiores al 50%, mientras que países como Chile o Uruguay tienen porcentajes inferiores al 16%. Según RedODSAL, el porcentaje de niños y niñas menores de 5 años que viven en casas con más de cinco personas por habitación, en 2017, era de 29,1% en Bolivia, 17,8% en Perú, 8,8% en Argentina (zona urbana), 4,8% en Colombia. y 4,5% en Brasil.

 

Expectativa de vida

Según información de la CEPAL, entre 2015 y 2020, la tasa de mortalidad de niños menores de 5 años fue de 19,1 por mil nacidos vivos en América Latina y el Caribe. Nuevamente, existen diferencias considerables entre los países. Mientras que en Bolivia la tasa de mortalidad infantil se registró en 48,7 muertes por mil nacidos vivos, en países como Chile y Costa Rica, la tasa es inferior a diez casos por mil nacidos vivos. En otras palabras, en Bolivia, los niños y niñas tienen seis veces más probabilidades de morir antes de cumplir 5 años que en Chile.

 

Nutrición

Según el informe de UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia de 2019, en América Latina y el Caribe, antes de la pandemia, el porcentaje de niños y niñas menores de 5 años con retraso en el crecimiento era del 9%. Este promedio también esconde grandes disparidades; por ejemplo, en Guatemala la prevalencia es del 47%, mientras que en Chile es del 2%. En relación con otros indicadores de desnutrición, como el porcentaje de niños y niñas menores de 5 años en estado de emaciación (adelgazamiento extremo) o sobrepeso, las diferencias entre países no son tan notorias.  Sin embargo, el sobrepeso en países como Panamá, Bolivia, Argentina y Paraguay está por encima del 10%, mientras que en países como Guatemala, Honduras, Colombia y México es solo la mitad.

 

Vacunación

El progreso en la vacunación infantil no ha sido uniforme en los países de la región.  En el caso de una vacuna trazadora como la difteria, tétano y tos ferina (DTP3), en 2019 países como Chile, Colombia y Uruguay alcanzaban coberturas superiores al 92%, y otros como Brasil y Bolivia apenas tenían coberturas cercanas al 74%. Además, los datos muestran una tendencia decreciente en la región, donde la cobertura en los últimos 10 años pasó de 93% en 2010 a 81% en 2019, tendencia que muy posiblemente se acentuó con la pandemia. Al menos 14 países (de los 32 que reportaron información en la región) interrumpieron sus servicios de vacunación infantil debido a la crisis sanitaria.

 

Educación

Según UNICEF, el porcentaje de niños y niñas de 3 a 4 años que asistieron a un programa de educación inicial en América Latina y el Caribe en 2019 fue del 61%. En Uruguay el porcentaje llega al 81%, mientras que en Costa Rica y Honduras este porcentaje es inferior al 20%.

*Con información del estudio "Respuestas de política pública y desafíos para garantizar el bienestar de la primera infancia en tiempos de COVID-19: un análisis comparado para América Latina".
 

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