Este documento es parte de una serie, dirigida a proveer consejos a los gobiernos para asegurar el acceso a una educación de calidad en los tiempos de COVID-19. Vea la serie completa. Estas notas de respuesta están disponibles también en inglés y en francés.
El apoyo profesional y social para docentes, alumnos y sus familias es una parte importante de la respuesta del sector educativo a una crisis como la pandemia de la COVID-19. El apoyo debe ser apropiado, efectivo y continuo para garantizar que el aprendizaje continúe y que la recuperación posterior a la crisis sea, a su vez, lo más sencilla posible.
Incluso si los países ya tienen un plan de contingencia para el sector educativo, los recordatorios que se muestran a continuación pueden ser útiles.
1. Colaborar con las partes interesadas en educación
En tiempos de crisis, se debe proporcionar apoyo continuo a las partes interesadas en educación, incluidos docentes, alumnos y familias, así como a los directores de las escuelas, responsables de la educación a nivel local, consejeros educativos y asesores pedagógicos. A continuación hay algunas sugerencias.
Colaborar con las partes interesadas en educación:
- Alentar a los líderes escolares a crear equipos locales de respuesta a la crisis y mecanismos de comunicación para generar actualizaciones diarias sobre la situación local y las necesidades propias de cada contexto.
- Mejorar las iniciativas de colaboración de escuela a escuela.
- Construir comunidades de intercambio de conocimientos para fomentar la colaboración y la motivación entre los líderes escolares, docentes, familias y alumnos.
Apoyar y motivar a los docentes (y a otros miembros del personal educativo):
- Brindar orientación continua y sesiones de capacitación / información a los docentes durante la crisis, por ejemplo, en relación con las soluciones de aprendizaje abierto y a distancia, así como las competencias pertinentes.
- Considerar la creación de centros de recursos para docentes.
- Proporcionar materiales didácticos sobre temas relacionados con la crisis, por ejemplo, prevención de enfermedades y educación sanitaria.
- Alentar a los docentes a involucrarse en el proceso de toma de decisiones.
- Construir comunidades colaborativas entre los docentes a nivel local, nacional e incluso internacional.
Apoyar a los alumnos:
- Apoyar a los alumnos en el uso de soluciones de aprendizaje abierto y a distancia.
- Facilitar a los alumnos un acceso más rápido a la información precisa y apropiada para su edad sobre la COVID-19, incluidas las medidas de seguridad y las buenas prácticas de salud.
- Informar periódicamente a los alumnos sobre el impacto de la crisis en su educación, por ejemplo procesos de evaluación, objetivos de rendimiento, planes de estudio, exámenes.
- Ayudar a los alumnos a expresar sus sentimientos e inquietudes sobre la crisis y manejar los efectos que tienen en sus vidas.
- Asegurarse de que existan mecanismos eficientes y útiles de protección infantil a lo largo de la crisis, cooperando estrechamente con los líderes escolares, los docentes, las partes interesadas en educación a escala local y otros ministerios.
Apoyar a las familias y a la comunidad escolar en general:
- Comunicarse y trabajar con las familias y los miembros de la comunidad durante la crisis. Con respecto a esto, los líderes escolares, las asociaciones de padres y docentes, los comités de gestión escolar y las autoridades locales elegidas pueden desempeñar un papel importante.
2. Establecer asociaciones con ONGs, OSC y actores privados para brindar apoyo a los estudiantes vulnerables
El cierre de escuelas durante las crisis puede plantear serios desafíos para los estudiantes vulnerables, como alumnos con discapacidades y necesidades especiales, niñas y niños de bajos estratos socioeconómicos. Con el fin de proporcionar soluciones rápidas y adaptadas al contexto para satisfacer las necesidades específicas de las poblaciones en riesgo, los MdE pueden explorar y desarrollar asociaciones con organizaciones no gubernamentales (ONG), organizaciones de la sociedad civil (OSC), actores privados y otros.
Es posible que los MdE encuentren que las crisis exacerban las desigualdades de género. Por ejemplo, los impactos negativos de las tareas domésticas intensivas, la obligación de cuidar a los hermanos menores y la violencia de género pueden afectar a las niñas de manera desproporcionada, en especial su bienestar y su aprendizaje en el hogar. Por lo tanto, es esencial abordar los problemas de género que pueden surgir tanto durante como después de la crisis, y brindar una solución inclusiva y con perspectiva de género con la ayuda de ONG, OSC y actores privados. Aquí se ofrecen varias recomendaciones para las autoridades educativas que buscan minimizar el impacto de las crisis en los grupos desfavorecidos o marginados.
Considerar las necesidades específicas de las poblaciones vulnerables y marginadas:
- Ofrecer soluciones que satisfagan las necesidades de los niños con discapacidades. Por ejemplo, los MdEs podrían estudiar el suministro de servicios y terapias específicas de forma remota (como la teleterapia).
- Asegurar la continuidad de los programas de alimentación escolar y adaptarlos a las circunstancias actuales. En la medida de lo posible, las autoridades educativas podrían implementar un sistema de distribución de raciones para llevar a casa o un dispositivo de transferencias de efectivo. Si bien la alimentación escolar es muy importante para muchos niños, a corto plazo es esencial priorizar a los niños más vulnerables y desfavorecidos, especialmente a las niñas.
- Establecer asociaciones con diferentes actores que trabajan en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), incluidos los actores privados, para garantizar que los grupos en riesgo tengan acceso a soluciones tecnológicas de aprendizaje abierto y a distancia. Esto podría implicar la distribución de teléfonos inteligentes o el acceso a conexiones de Internet 3G / 4G.
3. Garantizar el apoyo médico y psicosocial a las comunidades escolares
Es esencial responder a las necesidades físicas y psicosociales de los educadores y alumnos durante una crisis.
- Monitorear el bienestar físico, médico y mental del personal educativo.
- Estar atento a los docentes que han sufrido estrés y brindar mecanismos de apoyo adecuados durante y después de la crisis.
- Ayudar a los docentes y familias a monitorear a los niños e identificar aquellos que puedan estar pasando por dificultades específicas debido a la crisis.
- Implementar la capacitación pedagógica sobre el impacto psicosocial de la crisis.
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