Fecha
El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019 de la UNESCO, Migración, desplazamiento y educación: construyendo puentes, no muros, ha dejado claro que no es posible cumplir con el ODS 4 de la Agenda Educación 2030 sin un avance significativo en las políticas de inclusión de niñas y niños migrantes, refugiados y desplazados.
Preparado por un equipo internacional de migrantes, el informe muestra que el número de migrantes y refugiados en edad escolar en todo el mundo ha aumentado un 26% desde 2000 y podría llenar medio millón de aulas.
Aunque, en los últimos años, los países han tomado medidas para empezar a incluir a esa población en los sistemas educativos nacionales, su derecho a la educación es desafiado diariamente en las aulas y en los patios escolares, y algunos gobiernos lo niegan.
Refugiados
En los dos años que han pasado desde la histórica Declaración de Nueva York sobre
Refugiados y Migrantes de 2016, los refugiados han perdido 1.500 millones de días de clases. Los países de ingresos bajos y medios albergan al 89% de los refugiados, pero carecen de fondos para hacer frente a la situación.
Los niños que buscan asilo y están detenidos en países como Australia, Hungría, Indonesia, Malasia y México tienen un acceso limitado o nulo a la educación. Los refugiados rohingya en Bangladesh, los refugiados burundeses en la República Unida de Tanzania, los refugiados karen en Tailandia y muchos refugiados afganos en Pakistán solo pueden recibir una educación en escuelas separadas, no formales, comunitarias o privadas, algunas de las cuales no están certificadas.
Pese a esto, el informe reconoce en 8 de los 10 principales países de acogida inversiones efectivas para la inclusión de los refugiados en los sistemas educativos. Países como Chad, la República Islámica del Irán y Turquía han asumido costos considerables para garantizar que los refugiados asistan a la escuela junto a sus ciudadanos.
En la Declaración de Djibouti sobre la Educación Regional para Refugiados, siete ministros de educación de África oriental se comprometieron a integrar a los refugiados y repatriados en los planes del sector educativo para 2020. Uganda ya ha cumplido esta promesa.
Migrantes
La proporción de estudiantes con antecedentes migratorios en los países de ingresos altos ha aumentado del 15% al 18% entre 2005 y 2017. Ahora son 36 millones, equivalente a toda la población en edad escolar en Europa. A las tasas actuales, podría aumentar a 22% para 2030.
Pero a los niños migrantes no se les da una oportunidad justa de ser exitosos. En 2017, en la Unión Europea, en comparación con los nativos, el doble de jóvenes nacidos en el extranjero abandonaron la escuela. Los estudiantes inmigrantes de primera generación en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) fueron 32% menos propensos que los nativos a lograr habilidades básicas en lectura, matemáticas y ciencias en 2015.
Recomendaciones del Informe
El Informe atesta la insuficiencia de la ayuda humanitaria actual y la necesidad de multiplicar la inversión y mejorar el apoyo internacional a la educación de los refugiados. Da cuenta también de las deficiencias de la incorporación de la diversidad en el aula y de falta de preparo de los docentes para ello.
A fin de garantizar la educación de los migrantes y refugiados y contribuir para la consolidación de comunidades fuertes, diversas y resilientes, el Informe GEM 2019 hace siete recomendaciones principales:
1. Proteger el derecho a la educación de los migrantes y las personas desplazadas;
2. Incluir a los migrantes y las personas desplazadas en los sistemas educativos nacionales;
3. Entender y planificar para satisfacer las necesidades educativas de los migrantes y las personas desplazadas;
4. Representar con precisión historias sobre la migración y el desplazamiento en la educación para desafiar los prejuicios;
5. Preparar a los maestros de migrantes y refugiados para abordar la diversidad y las dificultades;
6. Aprovechar el potencial de los migrantes y las personas desplazadas;
7. Apoyar las necesidades educativas de los migrantes y las personas desplazadas mediante la ayuda humanitaria y para el desarrollo.