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Las herramientas digitales poseen un gran potencial para aprovechar el poder del planeamiento y la gestión: desde el aprovechamiento del uso de datos en los sistemas de información para la gestión de la educación (SIGED) hasta la creación de proyecciones para asignar mejor los recursos.
A partir de que más planificadores y socios estratégicos adoptan las nuevas tecnologías, desde IIPE UNESCO hemos sintetizado cuatro lecciones clave para que los gobiernos garanticen una mayor sostenibilidad:
1. Alinear las tecnologías con las estrategias de todo el sistema
Los países que han logrado un crecimiento sostenido en iniciativas de tecnología educativa han adoptado a menudo un modelo integrado que alinea los múltiples objetivos y necesidades del sistema educativo con políticas digitales nacionales más amplias. Estos objetivos y necesidades incluyen el desarrollo profesional de docentes y actores educativos, el establecimiento de objetivos de aprendizaje y el fomento del diálogo para una comunidad empoderada y participativa. De este modo, las políticas pueden mantenerse en el tiempo sin verse afectadas por los cambios de gobierno.
La implementación sostenible también significa asegurar una mejor articulación entre el nivel central y el nivel territorial para evitar una brecha de implementación o, en otras palabras, prevenir errores en la cadena de transmisión desde el nivel central del ministerio a las escuelas que pueden resultar en que las políticas se distorsionen o diluyan.
2. Mantener la autonomía organizacional
La integración de las tecnologías puede conllevar a menudo costos elevados y procesos de adquisición y gestión complejos. Los sistemas que pueden sostener con éxito a las tecnologías son los que consiguen tener estructuras organizacionales en las que pueden mantener la autonomía tanto de las turbulencias políticas como de los intereses empresariales.
Resulta fundamental tener criterios de selección claros, procesos de licitación abiertos y transparentes, y auditorías independientes. Debe fomentarse el diálogo con las partes interesadas para llegar a un consenso sobre las ventajas y los objetivos de la integración de las tecnologías. Los sistemas que lo consigan podrán garantizar la continuidad sin perder de vista el objetivo final: el aprendizaje del estudiantado.
3. Explorar nuevas formas de ampliar las tecnologías en educación
Las estrategias de ampliación, como las asociaciones público-privadas y la colaboración con instituciones académicas, pueden ofrecer oportunidades para la innovación, al tiempo que contribuyen a la sostenibilidad y la aplicación de un plan para el sector educativo.
Los problemas de acceso y conectividad, por ejemplo, pueden superarse con los conocimientos técnicos, la innovación y la infraestructura adecuados, que pueden lograrse mediante la colaboración entre los sectores público y privado. Esto, a su vez, puede promover la equidad, ya que los gobiernos podrán llegar mejor a las poblaciones marginadas que, de otro modo, quedarían excluidas del sistema.
4. Priorizar el monitoreo, la evaluación y el aprendizaje
Las intervenciones que son más sostenibles consiguen incorporar un sistema de aprendizaje en su centro. Esto les permite supervisar y evaluar el plan, de modo que puedan corregir el rumbo cuando sea necesario sin alterar el resultado esperado de la intervención. Si no existen estos sistemas, cualquier error de cálculo en el plan podría obstaculizar la intervención y los objetivos. En cambio, si se establece un sistema de aprendizaje, se pueden producir pruebas para fundamentar la toma de decisiones y contribuir a otras iniciativas de investigación sobre los beneficios de la tecnología para la educación.
Traducción de artículo original publicado en iiep.unesco.org